Las briquetas de coco suelen utilizarse para cocinar y para calefacción en los países en desarrollo, donde la disponibilidad de combustibles tradicionales es menor. El proceso de briquetación de cáscaras de coco elimina todos los componentes que entorpecen el fuego como el agua y el alquitrán. El resultado final es la briqueta de coco que arde de un modo uniforme y produce el combustible necesario.
El proceso se inicia limpiando las cáscaras de coco correctamente. Elimine todas las fibras del exterior de las cáscaras y almacene las cáscaras durante unos seis meses en un lugar fresco y seco antes de introducirlas en el horno de carbón vegetal. El horno debe mantenerse a una temperatura constante entre 260 y 480 grados centígrados. En caso de que la temperatura fuera superior, las cáscaras se convertirían en cenizas en vez de briquetas.
Las cáscaras de coco se cuecen luego durante 5-6 horas ininterrumpidamente hasta que se puedan agujerear sin que se partan. Luego se retiran las briquetas carbonizadas del horno y se almacenan en un lugar fresco para que se enfríen. Si lo desea, una vez enfriadas, también puede partir las briquetas en piezas más pequeñas. Vigile las cáscaras en todo momento mientras estén ardiendo para evitar que se reduzcan a cenizas.